
Lost Highway y el mito de Pandora
El poder de la mujer
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La creación de la mujer, como Hesíodo nos cuenta, es Pandora, la portadora de la maldad para el mundo de los hombres como un castigo, arma latente para los pecados del mundo, es algo que en la película de David Lynch “Lost Highway” nos muestra, pero esta vez en una mujer del siglo XX.
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Empezando por su naturaleza, la belleza para seducir es vista como un mal que desean por instinto los hombres, aunque no sepan sus consecuencias, en esta mujer se encuentra cierta maldad majestuosa, letal y cambiante, con una mente cínica y carácter voluble, como lo es Pandora, y que en la película se muestra con cierta sutileza que hace al arquetipo en la película muy complejo.
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Esta mujer es la personificación de los tormentos, o más bien de esa trampa que brilla y que por dentro los esconde. Su mirada verde, que me recuerda al demonio de los celos que describe Shakespeare en Otelo, el cabello rojizo, como símbolo de maldad y sabiduría, su figura hermosa y su sonrisa falsa, vista desde la noche como un recuerdo de su naturaleza volátil y peligrosa, pero también de su sabiduría hacia el mal que la crean un arma, como un estomago insaciable que consume al protagonista.
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El hombre que paga el castigo de ser el hombre que intenta poseer a esta mujer, es quien sucumbe a su destino trágico. En la película, el protagonista sufre de humillación al ver que no es capaz de satisfacer a aquella mujer, los celos y la angustia de perderla lo invaden y al caer en el enceguecimiento de matar, se puede deducir que la plaga (la fatiga y la pena) que sale de ella es esa locura que cae sobre él.
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La mente del protagonista se engaña a sí misma para escapar del horror de esa plaga, pero al tener el reconocimiento de haberla matado se crea un bucle temporal y también del subconsciente que acaba repitiendo los mismos errores que lo llevan de nuevo al inicio, como una paradoja de la que no puede escapar, peor que el mismísimo infierno. Pero al final, que es el conocimiento, acepta que su destino es matarla y seguirla matando.
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La curiosidad no está en la mujer fatal de la película, como la Pandora de Hesíodo, pues son los hombres los que la experimentan al encontrarla. Tampoco tiene ese sentimiento materno que configura a la Pandora de Hesíodo, ya que ella sufre por que la esperanza no sale de ella. En la mujer fatal de la película ella solo es vista como el arma para el caos de los hombres, y podría decir que es la configuración de la mujer del siglo XX, vista como la mujer objeto pero libre de su naturaleza y poderosa frente al hombre que desea poseerla, por eso en el segundo bucle temporal de la película la misma mujer le susurra "nunca me tendrás", en donde ella demuestra su dominio sobre el hombre y él es arrojado nuevamente a la realidad.
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El dominio sobre la muerte en la conciencia femenina se encuentra en que su encanto hace que todos se maten, nos enseña el enigma de lo femenino, porque en realidad ¿qué quería ella? ¿O solo era un arma de la muerte? Una muerte personificada como un hombre misterioso vestido de negro, que lleva a los hombres a la conciencia de su carga, pero que también disfruta la fatiga de estos, y que también demuestra a la vez el hecho de que nada puede esconderse.